CAMINS

Andamos por caminos reales, imaginarios, de ida o de vuelta, de pasado o de futuro, trayectos hacia horizontes que recorremos a diario.

Son trayectorias vitales que viven trazadas en diferentes superficies, como en los suelos  de asfalto o tierra, secos o mojados, con sus entramados sencillos o complicados, dibujando trayectorias de subida o bajada, curvas o rectas. En el agua, con líneas ondulantes y largos reflejos, también en el cielo con caminos de aire invisibles, e incluso los trazos elegantes que proyectan las sombras sobre las luces. Trayectorias sugerentes, de belleza efímera, que trato de recorrer estableciendo complicidades sensoriales a favor del potencial abstracto que posee la realidad, dotando así mi pintura de una nueva plasticidad.

Los caminos también conforman recorridos visuales desde los que explorar la vida desde su epidermis, a ras de suelo, con su apariencia condicionada por multitud de factores que multiplican su riqueza y que descansan en su superficie: reflejos, huellas, charcos, hojas, rastros de vida, relieves, colores y matices. Elementos que transitan instalados en nuestro día a día, pero que reposan ajenos a las miradas y que vibran en su afán de ser observados.

Trato de llevar su transitoriedad a la permanencia de la pintura, recreando su esencia en composiciones inicialmente abstractas, intensas en emoción, con sugestivas manchas que poco a poco voy integrando en mi realidad figurativa.

Entiendo que caminar y pintar es establecer vínculos con el presente, con la conciencia del ahora, sin objetivos, mostrando caminos andados o por recorrer y llegando a destino a cada paso dado con la certeza de avanzar por un camino aún muy largo.

Carlos Díaz