ESPECULACIONES EN TORNO A UN ESPEJO

Brigitte Szenczi y Juan Antonio Mañas

21.04.2022 - 11.06.2022

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“En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran además muy diversos, no coincidían ni los seres, ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz; se entraba y se salía por los espejos”.

Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero,
El libro de los seres imaginarios, 1957.

El espejo ha sido empleado constantemente como referencia y objeto de reflexión a lo largo de los siglos. Tanto en la literatura como en cualquier otra manifestación artística, ha sido uno de los objetos más recurrentes, un portal a otros mundos donde todo es posible, en definitiva, un portal al infinito. Ya sea el reflejo de nuestros ancestros captado en las aguas cristalinas como su naturaleza iniciática que abre nuevas realidades tan frecuente en la literatura moderna, el espejo continúa emanando misterio, así como atrayendo y atemorizando a partes iguales.

El espejo devuelve la imagen, la transfigura y la deforma, pero, además, oculta, revela y preludia. Puede ser un objeto de luz y un oráculo, pero también una ventana siniestra que horroriza y, como la mirada de Medusa, petrifica. En cualquier caso, es casi un ente mágico de significado metafísico. Los conceptos asociados a él son diversos y de naturaleza muy distinta. Así la vanidad, el autoconocimiento, el lado oscuro del ser que emana a través del reflejo, la sed de verdad, la duplicidad, la sorpresa, la huida de una realidad asfixiante, la maldición, y un etcétera tan infinito como realidades nos descubre. Las posibilidades que nos ofrece como puerta a muchos “otros mundos” son ilimitadas.

Los artistas Brigitte Szenczi (Budapest, 1943) y Juan Antonio Mañas (Madrid, 1946) parten de las posibilidades mágicas del espejo y de las referencias que de él hallamos en la literatura, el cine y la historia del arte, para desarrollar una serie de obras que, a modo de enigmas que suscitan reflexiones profundas, conforman su nueva exposición en Sala Parés. En algunas el espejo posee un protagonismo evidente y es parte esencial de la historia, en otras su presencia es sutil y tan solo se adivinan o intuyen sus cualidades. En cualquier caso, ambos artistas juegan a traspasar el espejo y captan, con su peculiar manera de pintar, los mundos que allí podemos o podríamos encontrar. Lo atraviesan, reflexionan y especulan sobre el mundo especular y sus posibilidades infinitas y, a través de su pincel y sus cajas mágicas confeccionadas mediante objets trouvés, nos aproximan aquellas realidades que no todos logran admirar.

Szenczi y Mañas trabajan juntos desde mediados de los años setenta. Aunque cada uno produce sus propias obras individualmente, la simbiosis entre ambos es absoluta, pues comparten temas, inquietudes y planteamientos plásticos y establecen siempre un rico diálogo que ha servido para crear un universo pictórico conjunto único. Alejados de cualquier moda, siempre se han mantenido fieles a su lenguaje personal, a su idea de la pintura como una puerta abierta a la reflexión metafísica mediante escenas de contenido filosófico, en ocasiones esotérico. Las combinaciones entre diferentes mundos y realidades, los elementos oníricos que aparecen en el mundo terrenal como presencias fantasmales o la conexión sugerente de diferentes elementos a priori sin relación, son algunas de las fórmulas recurrentes en la pintura de Szenczi y Mañas. Con ellas construyen las composiciones y los misteriosos contenidos. Dichos mecanismos, tratados como juegos y retos filosóficos que van hilándose con el fin de tejer una red de enigmas insondables, les ofrece un sinfín de posibilidades plásticas y expresivas y les permite alterar y multiplicar la realidad con total libertad, rendidos al misterio. Ambos tratan la pintura casi como una ciencia oculta en favor de la reflexión profunda y la reconexión con la memoria y el inconsciente como paraísos perdidos. En este sentido, la concepción que Szenczi y Mañas tienen de la pintura como lenguaje está estrechamente vinculada a la esencia mágica del espejo. Como este objeto misterioso, la pintura de ambos es concebida como un portal a otros planos de realidad inagotables.

El universo pictórico de ambos artistas se nos presenta como si de una Wunderkammer se tratara. Precisamente, bajo este mismo concepto ha sido concebido el diseño y la disposición de la muestra en Sala Parés. Como si nos adentráramos en una de sus cajas mágicas, los espejos reflejan, confrontan obras y elementos, las capturan y las multiplican generando un complejo juego de multifacialidad. Nos abocamos a varias ventanas especulares, las atravesamos y las obras se invierten, dialogan entre ellas, elevan el misterio y cobran una vida distinta.

Como apuntábamos, todas sus creaciones se construyen mediante la suma de elementos, a veces inconexos, los cuales, tras una observación atenta y reflexiva, constituyen relatos abiertos y nos sugieren múltiples interpretaciones. Descendemos por la madriguera del conejo en una caída infinita. La mirada queda a priori aturdida para, rápidamente, caer seducida por la curiosidad y la magia que emanan de las composiciones, en las que casi siempre parece que hay un misterio que permanece oculto y debe ser desvelado, como un enigma. Para ello, la relevancia de cada uno de los detalles es absoluta, tanto como la relación y el diálogo que se establece entre ellos, pues en esas conexiones invisibles radica la capacidad de construir misterio e historias insólitas que den pie a la reflexión de quienes observamos con atención ese “otro” mundo.

Su lenguaje está dotado de una fuerte carga intelectual y espiritual que nos instala en el plano intermedio de consciencia propio del ensueño. Un enigma evocador sobre el que reflexionar y al que regresar para deshilar los infinitos caminos y encrucijadas donde el espectador duda, medita y, en ocasiones, se pierde. Nos conecta con sentimientos dormidos, preocupaciones e historias muchas de ellas de la Infancia – la de ambos artistas y la nuestra – que renacen y despiertan del letargo en el que habían quedado inmersos. En muchas ocasiones, las obras y composiciones imposibles de Szenczi y Mañas golpean con fuerza la puerta de la Memoria. No sabemos por qué, ni qué buscan, ni con qué conectan de nuestro interior, pero lo hacen de manera invisible, silente, mágica y tremendamente efectiva. En su obra hay una reivindicación de la Infancia, de ese recuerdo ya remoto que regresa y es utilizado para construir espacios en los que el reencuentro tanto con alguien del pasado como con sentimientos y sensaciones pretéritas vuelven a darse cita. En este sentido, tal y como apunta Vicenç Ferran, la obra de Brigitte Szenczi y Juan Antonio Mañas tiene sus raíces en la Memoria, tanto en la consciente como en la inconsciente.

En sus mundos abiertos a través de los lienzos y cajas mágicas, se invierten los valores establecidos. Como en el mundo a través del espejo que Lewis Carroll desgrana mediante las peripecias y enigmas superados por Alicia, la lógica, el tiempo, la relación causa y efecto o las dimensiones son trituradas y alteradas libremente. Una conquista de la imaginación con una sensibilidad muy especial y personal que sirve para reformular constantemente los planos de realidad haciendo uso de la figuración y, también, defendiéndola como estética y arma que puede conectarnos con otros mundos, ya sea a través del viaje interior y misterioso del autoconocimiento o de la aventura exterior a lugares remotos y exóticos.

¡Os invito a atravesar el espejo de esta fascinante Wunderkammer especular!

Sergio Fuentes Milà
Dr. en Historia del Arte

 

PRENSA 

Ramon Casalé Soler – «Brigitte Szenczi i Juan Antonio Mañas. Dues maneres d’entendre l’art». El Temps de les Arts, 29 de mayo de 2022

Juan Bufill – «Brigitte Szenczi y Juan Antonio Mañas, juntos en el espejo». La Vanguardia, 3 de junio de 2022

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