Tots els colors del blanc

Comienzo los cuadros con la tela en blanco y, a medida que voy trabajando, hay un momento en que la pintura parece querer volver al blanco inicial.
Adición, acumulación, pintar, despintar en un proceso cíclico que simula regresar al principio y que no avanza.

La tela se me revela como el discípulo impaciente de la fábula sobre la paciencia, el aprendizaje y el valor del proceso:
Un discípulo fue a ver a su maestro y le dijo:
— Maestro, por más que leo, escucho y medito, siento que no retengo nada. Todo parece desaparecer de mi mente como si fuera agua entre los dedos.
El maestro le dio un colador y le dijo:
— Ve al río y llena este cubo con el agua que puedas llevar usando el colador.
El discípulo obedeció, pero cada vez que lo intentaba, el agua se escurría antes de llegar al cubo. Después de muchos intentos frustrados, regresó y le dijo:
— ¡Es imposible! ¡El agua siempre se escapa!
El maestro preguntó:
— Pero ¿qué ha pasado con el colador?
El discípulo miró el colador y se dio cuenta de que antes estaba sucio y ahora estaba completamente limpio.
Entonces, el maestro dijo:
— Lo mismo ocurre con el conocimiento y el aprendizaje. Aunque te parezca que olvidas muchas cosas, el proceso te transforma. Cada lectura, cada reflexión, cada intento te hace crecer.

El acto de Pintar es un aprendizaje continuo, hacer y deshacer para avanzar.

Magí Puig