Marcos Palazzi
Barcelona, 1965
Marcos Palazzi se inspira en el día a día, transformando la realidad inmediata a través de su humor agudo y personal que difícilmente dejan indiferente al espectador.
Muestra escenas que, aunque aparentemente espontáneas y de gran realismo, a menudo deja al descubierto partes del dibujo preparatorio o utiliza el lápiz para remarcar alguna sombra o dar expresividad a una figura, desbordando ironía mordaz. También suele romper la figuración introduciendo artificios y elementos procedentes del comic o de la cultura pop, con lo que logra crear ambientes y situaciones que, aunque cotidianos, no resultan nada ordinarios.
Palazzi demuestra un gran dominio de los recursos técnicos más académicos de la pintura, y los dispone a su voluntad para crear una propuesta personal y única. Es capaz tomar convencionalismos sobre composición, incidencia de la luz ─que capta magistralmente─ o equilibrio cromático y alterarlos o reinterpretarlos para crear una propuesta singular, pero sin llegar a comprometer la estabilidad de sus composiciones. A menudo también cita a otros artistas y periodos de la historia del arte con guiños y referencias dentro de sus obras.
Su trayectoria expositiva empieza en 1992 y le ha llevado a distintas ciudades de España, así como Italia y Nueva York en varias ocasiones. Expone en Sala Parés desde 1998.