TROBALLES
Carlos Díaz
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Recojo momentos, ya sean el producto de un encuentro inesperado o el resultado de una búsqueda tenaz y constante.
Capturo Instantes en los que los elementos que nos rodean se entrelazan de manera sutil, generando una atmósfera de quietud, belleza y reflexión. Un diálogo entre lo efímero y lo perdurable, un encuentro entre lo urbano y lo natural, donde la luz se convierte en un actor principal, actuando como motor de vida y transformación de algo común en algo extraordinario.
Las texturas de las paredes, con sus marcas y deterioros, una epidermis que evoca la persistencia de lo inerte frente a la naturaleza en constante cambio. El sol, al filtrarse entre las ramas de los árboles, crea patrones irregulares sobre las paredes, como si la naturaleza intentara suavizar la rigidez de la estructura y donde las sombras parecen contar historias paralelas, reflejando su complejidad y atrevimiento.
Busco algo profundamente contemplativo en el silencio de las escenas, en la quietud de los elementos, instantes detenidos en el tiempo, como si los charcos y reflejos nunca se fueran a evaporar y las sombras de las ramas no se diluyeran con las nubes.
Cada cuadro, a su manera, nos recuerda que incluso en los rincones más simples hay algo que nos conmueve, que interpela nuestros sentidos, siempre que estemos dispuestos a observar y por supuesto encontrar.
Carlos Díaz