FIGURA: TELA Y BRONCE

Es un pintor y escultor con un lenguaje propio, nada convencional, que va más allá de modas y tendencias, y que ha sido ampliamente reconocido por relevantes coleccionistas y críticos nacionales e internacionales.

Sus paisajes sintetizan la energía y la emoción que le producen los colores, la luz y los olores de la naturaleza. Plantado tras su caballete, al aire libre y desde un “estado de gracia” casi frenético, se apropia de lo que ve, lo condensa, lo reordena mentalmente y deja que su brazo ejecute libremente el resultado de su intuición. Seguidamente, las pinceladas visibles y expresivas de Guerrero hacen desaparecer la realidad para crear otra cosa que es fruto de sus sentimientos y de su sensibilidad.

El resultado estético es esencial en su pintura, en la que nada es accidental. El artista ha reordenado mentalmente su visión antes de plasmarla, y la compone admirablemente a partir de manchas, toques de pincel y matices de color que tienen una armonía casi musical, ya que para él tan importantes son los tonos altos y potentes como los bajos, los grises, los ocres y los terrosos…

Otra faceta de la obra de Guerrero es la figura: personas u objetos que él deconstruye para desvelar su interior y reconstruir así su humanidad. Consigue que las figuras hablen, no solo que se muestren… son imágenes serenas y penetrantes que conectan con el mundo íntimo del espectador, y a menudo con sentimientos que tan solo se pueden expresar a través de la pintura.

Buena parte de los críticos más importantes de Cataluña desde 1980 han escrito sobre la obra de Guerrero. El artista ha realizado innumerables exposiciones en galerías y museos tanto de España como de otros países europeos y de EE.UU.

Su obra se puede ver en numerosas colecciones públicas y privadas.