Greta Chicheri
La Coruña, 1982
Aunque en líneas generales lo más probable es que la interiorización del paisaje no responda a reglas establecidas, es indudable que tanto la soledad como la sorpresa que asaltan al que llega de fuera juegan un papel importante en el proceso. Algo semejante debió ocurrirle a Greta Chicheri oriunda de A Coruña y residente por más de un lustro en Madrid – en dónde se licenció en Bellas Artes por la Universidad Europea- cuando en 2005 llega, casi por azar, a Fuerteventura y encuentra en ella el paisaje que le conducirá a su destino de pintora. El calor, el viento, el horizonte al alcance de la mano y el mar, otro mar aunque el mar siempre sea el mismo, son el acicate que la artista buscaba desde hacía tiempo para dar rienda suelta a su talento creador. Pronto surgieron las primeras pinturas realizadas sobre las maderas que el mar arrojaba a la playa, secos paisajes aderezados con colores intensos, una casa, una chumbera, un perro, la pintora describe así estas tempranas series “estos que pinto son yermos y desabrigados espacios con la huella de la presencia humana allí donde ya nadie la espera”.
Greta Chicheri