02.12.2016 | Articles , Exhibitions

El perfil de Teresa de Baladia

Ramon Casas

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Ramon Casas i Carbó, Retrato de Teresa Mestre de Baladia. Charcoal and pastel on paper, 44,5 x 34,5 cm.

La relevancia de Teresa Mestre i Climent de Baladia (1869-1949) en la cultura barcelonesa de principios de siglo XX es remarcable. Mujer de gran belleza y de una personalidad arrolladora, Teresa Mestre fue fuente de inspiración de artistas y escritores. Culta, alta, de labios perfectos y pelo castaño, Teresa formó parte de un espacio social que le permitió vincularse a personajes como Pompeu Fabra (éste será su cuñado), Josep Puig i Cadafalch, Eugeni d’Ors y Francesc Cambó entre otros muchos. Se casó con Jaume Baladia i Soler (1868-1954), ingeniero y heredero de una de las fortunas de industria textil más importantes de Cataluña. Otro nombre con quien mantuvo una estrecha relación fue el pintor Ramon Casas, quien, durante varios años, realizó una serie de retratos para su familia, entre ellos el de Ramona Soler d’Ausió (tía de Jaume y matriarca de la familia. 1907), y dos telas que representan a dos de los tres hijos del matrimonio Baladia-Mestre:  Jaume (1902) y Maria Teresa (1906). Además, se dice que, en secreto, el pintor retrató a Teresa como mínimo en dos lienzos (c.1907 el primero; y 1908 el segundo, este último presentado en la Exposition Universelle de Bruxelles 1910), y en algunos dibujos al carbón. De estos últimos, uno de ellos ha sido presentado en Sala Parés recientemente.

Sin duda, el retrato más importante fue el conservado en la actualidad en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, en el que aparece Teresa vestida con una túnica a la griega, mostrando su característica elegancia melancólica sobre un fondo neutro de ambiente de ensueño, con difuminados y arborescencias de inspiración velazqueña. La obra fue expuesta en la “Sala Casas-Rusiñol” de la V Exposición Internacional de Arte (1907),[1] junto al Retrato ecuestre de S.M. Alfonso XIII, el Retrato de la Señorita B (Àngels Burés Regordosa de Juncadella)[2] o la célebre La Sargantain del Círculo del Liceo.[3]

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“Sala Casas-Rusiñol” in the V Exposición Internacional de Arte (1907).

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Ramon Casas i Carbó, Teresa Mestre de Baladia, c.1907. Oil on canvas, 194,5 x 115 cm. Museu Nacional d’Art de Catalunya [Núm.cat. 011511-000]
El retrato de la Señora de Baladia lo adquirió la Junta de Museos de Barcelona para formar parte de las colecciones municipales. Este cuadro se vincula a un momento en que la tradición clásica en Cataluña volvía a interesar, sobre todo tras las excavaciones de Empúries y la irrupción de los preceptos del Noucentisme. Tanto la indumentaria clásica alejada de cualquier ornamento accesorio, como la posición de la figura femenina con el brazo derecho en alto, aluden a esta tradición buscada. Hay que añadir que Teresa Mestre de Baladia fue una de las modelos que sirvió a Eugeni d’Ors para crear la figura de “La Ben Plantada”, esencia del Noucentisme. No es extraño que el propio d’Ors insistiera en que la obra de Casas debía formar parte de una “Galeria de Catalanes Formoses”, como complemento a la “Galeria de Catalans Il·lustres”. Como apunta Isabel Coll, seguramente esta idea surgió del conocimiento de la existencia de la galería de bellezas femeninas que poseía Luís I de Baviera en el Palacio de Nymphenburg de Munic.[4] No obstante, Ramon Casas permitió la adquisición de la obra por parte de la Junta de Museos de Barcelona con la condición de que tan solo formara parte del Museo y no de esta supuesta “Galeria de Catalanes Formoses”, la cual, por cierto, jamás llegó a conformarse.

En el retrato al carboncillo de Teresa Mestre de Baladia de Sala Parés, Ramon Casas muestra su maestría en el dibujo. Utiliza un formato muy habitual en los dibujos que habían poblado las páginas de la revista Pèl&Ploma. El artista opta por representar a la mujer de perfil, remarcando sus rasgos mediante una línea única y segura. La personalidad enigmática de Teresa se impone gracias a la manera en que Casas consigue captar la mirada melancólica de la modelo, la misma mirada que conecta con el espectador en el retrato al óleo custodiado en el MNAC. La cabellera la trabaja al detalle para remarcar uno de los rasgos de Teresa: su modernidad. El pelo corto, ondulante, soñador y repleto de fuerza y movimiento gracias a las líneas seguras que se entrecruzan y componen el todo. Casas remarca el dinamismo del personaje con borrones y difuminados alrededor tanto del cabello como de la parte posterior del cuello. Estas soluciones le permiten conseguir un retrato repleto de vitalidad y movimiento. Cabe destacar que Casas rechaza cualquier complemento ornamental para incluirlo en la obra. Tan solo le interesa centrarse en los rasgos de Teresa. Como detalle, destacan los realces en pastel situados en puntos estratégicos del retrato: en blanco en forma de líneas para remarcar el movimiento del pelo y acabar de remarcar nariz y mentón; en rojo para insistir en la sensualidad de Teresa a través de sus labios; y, por último, en anaranjado, para la oreja, que se convierte en el punto central del perfil y sirve para generar profundidad y la conexión entre la piel y el endiablado cabello.

Sergio Fuentes Milà
Dr. en Historia del Arte

 

 

 

 

[1] La exposición se celebró en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona, actualmente desaparecido, entre abril y octubre de 1907.

[2] ARTIGUES, Isabel, “Píndoles per l’Any Ramon Casas 2: el retrat de la Senyoreta B o Àngels Burés de Juncadella”, Criticart [4 de mayo de 2016].

[3] COLL, Isabel, Júlia. El Desig (catálogo de exposición, 9 de mayo – 20 de julio de 2016). Barcelona: Círculo del Liceo, 2016.

[4] COLL, Isabel, Ramon Casas. Una vida dedicada a l’art. Catàleg raonat de l’obra pictòrica. Barcelona: El Centaure Groc, 1999, p.183.